Preguntas frecuentes

Existen cirugías con técnicas tradicionales y cirugías mínimamente invasivas que se han desarrollado últimamente.

Cuando hablamos de cirugía de columna hay que tener claro que existen diferentes tipos de cirugía dependiendo del tipo de hernia, localización, tiempo de evolución y si está asociado o no a inestabilidad lumbar. Existen dos grandes tipos de cirugía de hernia de disco:

• las discectomías, es decir retirar parte del disco que se encuentra herniado por medio de cirugía convencional o endoscópica.
• la fijación de la columna cuando el caso requiere mayor complejidad.

La resección de disco es conocida como “discectomía” y consiste en retirar la parte del disco herniada que produce la compresión nerviosa.

No. Solo aquellos pacientes que requieran una descompresión de la raíz nerviosa y que no necesiten fijación de columna.

La fijación de columna se llama artrodesis. Consiste en fusionar las vértebras entre sí con la utilización de un implante para estabilizar el segmento enfermo. Es una cirugía bien estandarizada con protocolos de seguridad establecidos. Habitualmente se realiza primero la discectomía, es decir, retirar el disco y en el mismo procedimiento se estabiliza la columna con tornillos y barras.

Las infiltraciones de columna son una alternativa de tratamiento de la hernia de disco para mitigar el dolor intenso radicular. No todos los pacientes se benefician con un bloqueo. Es fundamental la evaluación individualizada de cada paciente.

La forma más eficaz de hacerlo es utilizar la tomografía computada como guía para asegurar la posición de la aguja en el sitio exacto a infiltrar. Este tipo de procedimiento no se aconseja realizarlo en un consultorio médico sin equipos de imágenes que nos aseguren la precisión anatómica. El líquido que se inyecta habitualmente consiste en una mezcla de un corticoide y un anestésico local. Son procedimientos ambulatorios, que duran alrededor de 15 minutos, y no requieren de internación posterior.

Durante el proceso de desgaste del disco, llamado discopatía, se produce un aplastamiento y debilitamiento que conlleva a que parte del mismo se introduzca dentro del canal neural, sin salirse completamente de su comportamiento natural. Las protrusiones suelen ser dolorosas pero habitualmente responden positivamente al tratamiento no quirúrgico con analgésicos y rehabilitación.

La hernia discal ocurre cuando un fragmento del disco se desplaza de su sitio original, de tal manera que pueda comprimir alguna estructura neurológica, generando dolor intenso local y en los miembros inferiores.

No todo el dolor de espalda es por culpa de una hernia ni todas las hernias duelen. La lumbalgia no suele ser por una hernia, la ciática sí. Mas de un 80% de la población ha presentado alguna vez en su vida un episodio de lumbalgia, dolor de la parte baja de la espalda, que la mayoría de las veces es por una contractura muscular, una mala postura o artrosis y no por una hernia discal.

Las causas más frecuentes son:

• Por desgaste del disco (principalmente a causa de la edad) que se produce por una deshidratación discal y en consecuencia, se vuelven menos flexibles y el anillo se puede romper con más facilidad.
• Por lesión en la columna vertebral: causada por un sobre-esfuerzo (que provoca una lesión del anillo) o bien por un traumatismo (fuerte golpe que lesiona la zona).
• Aparte de las causas principales, las hernias discales se originan por otros múltiples factores como son: genética, nutrición, sobrepeso, tabaquismo, sedentarismo.

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